Mantención del Sistema de Riego

Para que un sistema funcione según lo que fue diseñado, es necesario mantenerlo en condiciones óptimas de operación. Esta mantención incluye todos los componentes del sistema de riego: fuente de agua, bomba de succión e impulsión, filtros, válvulas, matrices, laterales y emisores.

La fecha en que se deben hacer estas mantenciones es una vez terminada la temporada de riego, o bien cuando las frecuencias de riego han disminuido, en el caso de las especies persistentes. Lo primero es hacer un levantamiento de todas las mejoras que nos ayudarán a optimizar el uso del agua y luego solicitar materiales, mano de obra y comenzar lo antes posible con las labores. Debido al escenario al cual nos vemos enfrentados en términos logísticos y de disponibilidad de mano de obra, lo que antes era un inconveniente el tener una falla en plena temporada, ahora nos pone en una situación crítica, arriesgando nuestra producción. 

En el caso de que las precipitaciones invernales sean insuficientes, hay que considerar la realización de riegos suplementarios, que permitan llegar a la primavera con un suelo que posea su estanque lleno, con el fin de que las raíces de la planta puedan empezar sus primeros estados de desarrollo sin dificultades.

  1. FUENTE DE AGUA Y TUBERÍA DE SUCCIÓN:

En primer lugar, la fuente de agua debe estar libre de algas, restos vegetales, botellas, plásticos o algún elemento que pueda obstruir el ingreso del agua a la tubería de succión.

En el caso de acumulación de algas, si el problema está en sus inicios bastara con aplicaciones de Sulfato de Cobre en dosis de 2 a 5 gr/m3 de agua. Cuando este tratamiento no es suficiente, se debe extraer manualmente.

Otro problema muy común en los períodos de alta demanda es cuando el agua de riego trae muchos sedimentos en suspensión. Este material llega al estanque de acumulación/succión obstruyendo el equipo y dificultando el paso del agua. Es importante retirar la válvula de pie, revisar que esté buenas condiciones (que no permita el ingreso de aire o que presente filtraciones) y limpiarla, ya que este barro, finalmente, obstruye los emisores, obstaculizando la correcta descarga de agua. 

  1. EQUIPOS DE BOMBEO

Para asegurarnos del correcto funcionamiento de los motores y bombas, debemos fijarnos en 3 aspectos: SONIDOS, OLORES Y TEMPERATURA.

*Debemos revisar que no ocurran fugas de agua a través de empaquetaduras y retenes. Al haber una salida de agua, significa que también ocurre una entrada de aire que impide la correcta succión del equipo. Cuando se rompe o cristaliza el sello de agua es común ver filtraciones de agua en la parte baja entre la unión del cuerpo de la bomba y el eje. Para reparar, simplemente se cambia el sello.

*Es necesario desmontar la unidad de impulsión, revisar y limpiar. También reponer las partes que sean necesarias para su correcto funcionamiento. El impulsor sufre desgaste por funcionamiento, lo que produce una disminución del caudal útil y del rendimiento del equipo.

*Los ruidos fuera de lo común (en el motor) cuando el equipo está en funcionamiento, puede predecir fallas en los rodamientos, los que deben ser reemplazados.

* Una vez realizada la mantención de la bomba es necesario montarla en una base sólida, de manera de evitar vibraciones que originen desplazamientos de bomba o motor, con las consiguientes perturbaciones por falta de alineación.

  1. FILTROS

La función de los filtros, es impedir el paso de elementos como arena, semillas, algas, entre otros, que obstruyen el sistema de riego. Estos materiales obstruyen los emisores y los riegos no se ejecutan como deberían. Todo esto desencadena en un huerto con vigor desequilibrado, deficiente sistema de raíces y mala absorción de agua y nutrientes, menos productivo, pérdida de dinero en fertilizantes, recursos y agua, mayor gasto en programas fitosanitarios para apoyar la planta, etc. 

Producto del uso, los filtros se van deteriorando y su eficiencia en la filtración del agua comienza a disminuir. Esto se puede validar revisando la presión en los manómetros de entrada y de salida del filtro, la diferencia entre estos valores no debe ser mayor a 0,5 bar. Para evitarlo, se debe realizar mantenimiento periódico y uno más profundo en invierno. 

El mantenimiento periódico consiste en destapar el filtro, desarmar y lavar con agua a presión para eliminar las partículas que lo están obstruyendo. La frecuencia de lavado dependerá del tipo de filtro, las condiciones del equipo de riego y la calidad del agua.

  1. SISTEMA DE INYECCIÓN DE FERTILIZANTES

Los productos químicos que pasan por los equipos son responsables de la erosión de éstos, por lo que es necesario desmontar, revisar y lavar muy bien al final de la temporada. Si se encuentran oxidados, se debe raspar y aplicar pintura epóxica.

  1. VÁLVULAS

Las válvulas deben ser revisadas periódicamente, tanto orificios como filtros, partículas como limo y arcilla son las responsables de la obstrucción de los conductos. Es importante desarmar y limpiar la membrana para asegurar su correcto funcionamiento.

  1. EMISORES, LATERALES Y TUBERÍAS

La principal causa de obstrucción de emisores, laterales y tuberías es la acumulación de precipitados de carbonato de calcio y partículas pequeñas que pasan a través del filtro.

La prevención de estas obturaciones se hace mediante lavados periódicos de la red, usando una presión mayor a la del funcionamiento tradicional del sistema (3-4 bar) para lo que es necesario contar con presión extra. También se realizan lavados de línea con productos como el ácido fosfórico, el cual tiene como objetivo eliminar precipitados químicos y, parcialmente bacterias o algas. Este tipo de limpieza es aconsejable realizarla 1 vez al mes, dependiendo de la calidad del agua.

La aplicación de ácido se hace durante la última parte del riego, con el fin de que no precipiten las sustancias que se encuentran dentro de la instalación cuando se termina de regar.

Cuando las obturaciones son causadas por agentes biológicos como algas o sustancias producidas por bacterias, es necesario realizar tratamientos correctores biocidas de alta concentración como la aplicación de hipoclorito de sodio. El cloro ejerce un efectivo control sobre algas y bacterias. 

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